El alzhéimer es una de las enfermedades que más preocupan en España, principalmente, por el envejecimiento inevitable de nuestra sociedad. Las demencias —de las cuales el alzhéimer representa hasta un 70%— afectaban a 47 millones de personas en el mundo en el año 2015, pero, según el Plan Integral de Alzheimer y otras Demencias (2019-2023) del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, las cifras irán aumentando. En concreto, en 2030 se esperan 75 millones de personas con demencias y en 2050, hasta 132 millones.
Sin duda, reducir estas cifras es uno de los grandes retos de salud en los próximos años a través de la investigación y, también, de la prevención. De todas formas, las demencias no sólo afectan a los humanos y, recientemente, se ha elaborado un estudio sobre los efectos de estas enfermedades en nuestra especie preferida: los perros. Sí, aunque no queramos, nuestros fieles animales de compañía también envejecen y, por lo tanto, se enfrentan a la misma pérdida de facultades que nosotros, incluyendo las cognitivas.
Esta nueva investigación, que ha sido publicada en Scientific Reports, arroja un triste dato: a partir de los 10 años de vida, nuestros perros tienen un 52% más de riesgo de sufrir demencia por cada año adicional. Técnicamente, el alzhéimer de los perros se conoce como Síndrome de Disfunción Cognitiva en perros (SDC) o disfunción cognitiva canina. Los perros que desarrollan esta enfermedad presentan desorientación, pérdida de memoria, cambios de comportamiento y desarrollan placas en el cerebro. Lo más curioso es que el alzhéimer humano y el SDC de los perros tienen más cosas en común de lo que podríamos pensar en un principio.
Miles de perros estudiados
Los autores de este estudio son investigadores de la Universidad de Washington y utilizaron los datos del Dog Aging Program (DAP) para obtener sus resultados. El DAP se presenta en su página web como “el estudio de salud canina más ambicioso de todo el mundo” ya que se ha propuesto observar la salud de decenas de miles de perros durante diez años. Con la ayuda de estos perros, sus dueños, veterinarios, investigadores y voluntarios, el programa pretende establecer cuáles son los factores que favorecen que nuestros perros tengan una vida larga y saludable.
Para el estudio, los investigadores contaron con los datos de un total de 15.019 perros que eran una serie de encuestas realizadas entre diciembre de 2019 y 2020 por sus dueños sobre el estado de salud, la actividad física y el declive cognitivo de sus mascotas. De todos los perros que participaron en el estudio, sólo el 1,4% padecía el SDC canino. Lo primero que los científicos observaron es que, al igual que los humanos y el alzhéimer, la pérdida de capacidades cognitivas de los perros estaba muy relacionada con la edad.
[El remedio de los sudokus para el alzhéimer: ¿son realmente efectivos contra la pérdida de memoria?]
A partir del décimo aniversario, los perros cuentan con un 52% más de riesgo de padecer disfunción cognitiva canina por cada año adicional. Algo parecido se ha observado en los humanos: mientras que sólo el 0,05% de los españoles padecen alzhéimer entre los 40 y 65 años, casi el 40% de quienes tienen 90 años o más en España padecen esta demencia, según el Plan Integral de Alzheimer y otras Demencias (2019-2023). Es decir, a medida que los humanos y los perros envejecemos, nuestro riesgo de padecer demencia se dispara.
¿Qué podemos hacer?
Ahora bien, aunque sumar años es inevitable en ambas especies, parece que los humanos y los perros contamos con factores modificables que provocan el deterioro cognitivo. Es decir, que hay cierto porcentaje de casos de esta enfermedad que pueden evitarse en ambas enfermedades. En los seres humanos, se ha calculado que hasta el 30% de los casos son evitables si llevamos un estilo de vida saludable, tal y como explicó Guillermo García Ribas, portavoz de la Sociedad Española de Neurología (SEN) en este artículo de EL ESPAÑOL.
Aunque este porcentaje no se ha calculado en estos animales, el estudio de la Universidad de Washington sí que ha descubierto que los perros más activos se resisten más a la enfermedad que los más sedentarios. Concretamente, se ha observado que los perros más sedentarios tienen 6,47 veces más riesgo de SDC canino que los que tienen un estilo de vida muy activo. En el caso de los humanos, la revista Neurology publicó un estudio recientemente que contó con 500.000 personas a quienes observaron durante 11 años y en el que observaron que quienes entrenaban o practicaban un deporte tenían un 35% menos de riesgo de padecer demencia.
Por último, los autores del estudio observaron que aquellos perros que tenían un historial de enfermedades neurológicas, de la visión o de la audición, tenían un riesgo mayor de padecer demencia. En el caso de los humanos, se ha observado que la hipoacusia —la disminución de la audición— se relaciona con un mayor riesgo de alzhéimer. Este estudio publicado en JAMA Internal Medicine explica que “los individuos con pérdida auditiva tienen entre un 30% y un 40% de tasa acelerada de deterioro cognitivo y un 24% más de riesgo de deterioro cognitivo durante un período de 6 año en comparación con las personas con una audición normal”.
Estos datos sugieren que si tanto nuestros perros como nosotros llevamos un estilo de vida activo, saludable y prevenimos la sordera podemos reducir nuestro riesgo de demencia. La compañía de nuestros perros es una de las que más nos gusta y ahora, además, podemos ayudarnos mutuamente a mantener la buena salud de nuestros cerebros si hacemos ejercicio juntos dando largos paseos.