Uno de los temas recurrentes durante el estado de alarma ha sido el de los perros. ¿Por qué pueden salir a pasear y yo no? Se han preguntado muchos ciudadanos durante el confinamiento domiciliario. Obviamente la sencilla respuesta es: por las necesidades fisiológicas de los canes. El desconocimiento es peligroso e incluso provocó el aumento de los abandonos por miedo al contagio del COVID-19.
Hasta que la Organización Mundial de la Salud confirmó que los perros no eran un vector de contagio del coronavirus, muchas fueron las imágenes que particulares y protectoras publicaron en redes sociales y plataformas digitales para concienciar del creciente problema. Y otros muchos se han preguntado, ¿puedo yo adoptar a un perro durante el estado de alarma?
Desde Policía Nacional aseguran que depende de la situación. Si ese perro está en el servicio municipal de zoonosis, una protectora, casa de acogida o residencia canina la respuesta es no. Hay que esperar a que finalice el aislamiento domiciliario para ir a buscar al can. Por el contrario, si en la ecuación introducimos el concepto de necesidad o urgencia, como un perro en la calle con un evidente estado de desnutrición, sí estaría justificado salir a por él.
Protectoras de animales como la murciana Perros Abandona2 aseguran a La SER que en el momento en el que comenzó el estado de alarma decidieron llevar a los animales que tenían el refugio a una residencia canina. Pilar Gómez, responsable de adopciones de la protectora, reconoce que no pueden hacer frente al gasto económico: “El coste ahora mismo asciende a 1.000 euros mensuales y no podemos realizar las acciones de recaudación de fondos que hacemos habitualmente”.
El otro lado de la moneda es el de las residencias caninas, que como cualquier otro negocio también se han visto perjudicadas, aunque sí han recibido a perros de larga estancia. “Tenemos unos 15 perros, de los que siete son de protectores y el resto han venido a pasar el estado de alarma porque sus propietarios son personal sanitario o Policía Local que han aumentado sus horas de trabajo”, afirma Lidia Jumilla, responsable de Guardería Canina El Pinar, en Sangonera la Seca.
Pese a las restricciones de movilidad, hay familias que sí han tomado la decisión de adoptar a un perro procedente de una protectora, residencia o el servicio de zoonosis de los diferentes ayuntamientos, aunque el encuentro tendrá que esperar hasta el final del confinamiento.
Fuente: http://ow.ly/sTsP30qvF21