Cuidar de un perro no siempre es fácil. No, al menos, si nos importa hacerlo bien: ya que debemos preocuparnos de que prime su bienestar emocional y físico y de cumplir la normativa vigente. En este sentido, algunas de las cuestiones más frecuentes de los que conviven con estas mascotas giran acerca del uso del bozal: ¿Qué perros deben utilizarlo? ¿En qué contextos? ¿Puede ser perjudicial para el animal? A continuación resolvemos todas estas dudas sobre cuándo deben llevar los perros y os damos algunos consejos para ayudar a tu fiel mascota a acostumbrarse a su uso.
El bozal es un utensilio pensado principalmente para perros y gatos, pero puede ser necesario su uso con otros animales. Se trata de una estructura que se ata a la cabeza del animal –y que abarca toda la boca y mandíbula–, fabricada en plástico, tela, metal o cuero, y que cuenta con orificios o espacios pensados para que el animal pueda respirar sin dificultad. Su finalidad es que el animal no pueda abrir la boca y, por tanto, tampoco pueda comer ni morder, por lo que el bozal está pensado para contextos muy puntuales y por breves periodos de tiempo.
¿Cuándo y por qué deben llevar puesto el bozal los perros?
El uso de bozal en perros está regulado a nivel legal, por lo que todos los cuidadores deben conocer la normativa vigente para no incurrir en el incumplimiento de la misma. Según Cristina Ortega Martínez, veterinaria y etóloga en Etoservice etología veterinaria, en España las leyes especifican que “los perros deben llevar bozal en transportes públicos (metro o tren, por ejemplo), pero también lo deben llevar en sus salidas a la calle los perros de las razas consideradas potencialmente peligrosas –las denominadas PPP– y sus cruces –razas variables dependiendo de la legislación municipal, provincial o estatal–, junto con animales que hayan mordido a personas u otros perros, ya que igualmente, según la normativa, pasan a considerarse como potencialmente peligrosas aunque no sean de las razas establecidas en la ley”.
Señala la etóloga que también debería llevar bozal en ciertos lugares o situaciones todo aquel perro que pueda causar daño a personas u otros animales. Pone de ejemplo las situaciones que puedan causarle miedo, como grandes aglomeraciones de personas o perros, o determinados momentos de una visita al veterinario; “dependiendo siempre de cada animal de forma individual (no solo dependiendo de su raza o peso, sino más bien de su comportamiento), y el lugar o la situación”.
En el caso de las razas de perro que la ley contempla que deben llevar bozal de manera obligatoria, ¿deben llevarlo siempre que no estén en casa, o solo en situaciones o lugares determinados? Responde Cristina Ortega que dependiendo de la comunidad autónoma hay diferentes normativas: “no hay un consenso general en las normativas, por lo que en cada municipio o provincia se aplican leyes diferentes y se deben cumplir las leyes establecidas en función de dónde se localice al animal, ya sea que resida allí, o estén de vacaciones o de paso por la zona. En algunas provincias unas razas son consideradas PPP, y otras no lo son. En algunos municipios los perros considerados PPP tienen que llevar el bozal siempre puesto, incluso en zonas habilitadas para tener a los perros sueltos, y en otros hay zonas específicas para poder soltar a estos animales donde no es obligatorio que lleven bozal”. Añade la experta que algunos animales pueden necesitar llevar el bozal dentro de casa, “en situaciones donde haya riesgo de mordedura hacia algún miembro de la familia, o visitas”.
Situaciones en la que el perro debe llevar bozal como protección
Además de un utensilio empleado para proteger a otros animales o a personas, el bozal es también un recurso de protección para el propio perro en algunas ocasiones:
Perros que tienen miedo a las personas
Explica la veterinaria y etóloga Cristina Ortega que puede ser positivo su uso para algunos perros que tienen miedo a las personas, ya que suele actuar como un elemento disuasorio para evitar que las personas se acerquen al animal. “No es que el animal lo necesite, pero el hecho de que lleve un bozal puesto hace que las personas no se dirijan al perro directamente, ya sea para acercarse, hablarle o intentar tocarle”, cuenta. Incide en que esto solo es aplicable a casos puntuales “y como parte de un tratamiento de miedo o fobia a las personas”.
Perros agresivos entre sí
Otra circunstancia en la que se puede contemplar la utilización de bozal en perros es cuando el animal acude a sesiones de modificación de conducta. En estas ocasiones, para la veterinaria y etóloga, es importante saber que “cuando se trata de perros que son agresivos hacia otros perros o animales se debe usar el bozal durante estos tratamientos, de forma que se priorice siempre la seguridad tanto de personas como de animales”. Lo mismo en el caso de perros que viven juntos pero que se agreden entre sí: “Si están juntos deberían estar con bozales puestos para priorizar la seguridad de ambos animales”. Especialmente en ambos casos, Cristina Ortega considera que primero se debe habituar al animal a llevar el bozal, y “que lo relacione con algo positivo y nunca lo vean como algo negativo”, con el objetivo de evitar que pueda empeorar el problema que se quiere tratar.
Si les realizan una intervención veterinaria
Determinados procedimientos veterinarios también pueden requerir de la utilización de un bozal: “El bozal sirve para poder realizar un determinado procedimiento veterinario (curar una herida, echar un colirio o una pomada…) sin que el perro llegue a herir al veterinario, al personal de la clínica, o al mismo propietario del animal”. Ocurre que cuando un animal siente dolor o considera que va a ser dañado puede reaccionar defendiéndose. No hay maldad detrás de estos actos, sino puro instinto de supervivencia. En estos casos el bozal se convierte en un elemento imprescindible como medida preventiva y de seguridad.
Cuando viajamos con nuestro perro
Los viajes también son circunstancias especiales en las que un perro puede necesitar llevar un bozal, ya sea como medida de seguridad, o porque así lo requiere la propia normativa del medio de transporte en el que viajamos con el animal. Además del bozal es necesario tener la cartilla sanitaria actualizada (con especial atención a la vacuna antirrábica) y que el animal tenga puesto el microchip. En función del lugar al que viajemos se pueden solicitar otros documentos como un certificado de salud, o un pasaporte especial para animales, por lo que conviene revisar las condiciones específicas durante la planificación del viaje.
Fuente: http://ow.ly/EF0b30qzweR